El fabricante de componentes para automóviles austríaco-canadiense llegaría al 55% en cooperación con la empresa automovilística rusa GAZ y el mayor banco de ese país, el Srebank.- La decisión final está en manos de General Motors
Poco a poco se aclara el futuro de Opel y las condiciones que se darán en su futuro, ya fuera de la estadounidense General Motors, que tiene sus propios problemas de supervivencia. El fabricante de componentes para automóviles austriaco-canadiense Magna se perfila como favorito en la puja por la adquisición de Opel, si bien el Gobierno alemán ha dejado claro este viernes que la decisión deberá tomarse en la central de General Motors en EEUU. Mientras el Gobierno mantiene su línea de silencio de días pasados y su viceportavoz Thomas Steg ha subrayado que el ejecutivo "no se suma a especulaciones", el jefe del gobierno de Hesse -el Land en el que se encuentra la sede de Opel-, Roland Koch, no dejó lugar a dudas de que Magna es el favorito.De confirmarse, la apuesta de futuro para el negocio europeo de General Motors -con fábricas en Alemania, Suecia, España, Reino Unido, Polonia y Bélgica- sería el mercado ruso y de la Comunidad de Estados Independientes, donde Magna espera producir cinco millones de coches al año. A diferencia de la oferta del grupo automovilístico italiano Fiat, la de Magna no contempla una adquisición total de General Motors Europa, sino de una mayoritaria del 55 por ciento.
El director de Magna International, Siegfried Wolf, ha explicado hoy en Berlín que los planes de la compañía serían adquirir el 20% que junto al 35% de sus socios -la empresa automovilística rusa GAZ y el mayor banco de ese país, el Srebank- sumarían el citado 55%. General Motors mantendría otro 35% y el restante 10% quedaría en manos de la plantilla.
Según la prensa, el plan de Magna prevé eliminar 10.000 de los 55.000 puestos de trabajo que hay en toda Europa, cifra idéntica a la de Ripplewood, mientras que Fiat desmantelaría 18.000 empleos.
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